miércoles, abril 18, 2012

Campo de Cereza


El viaje había sido largo, pocas veces salía de la ciudad y manejaba tantos kilómetros. Esperaba que el sacrificio valiera la pena.

La antigua casona estaba como siempre, entre palmeras y viejos árboles. Se bajó del auto y notó que no había nadie en la casa. La puerta estaba como siempre abierta, sólo la perra policial apareció moviendo lentamente su cola.

El olor a naturaleza la volvía loca, hacía que se sintiera conectada con su interior. Caminó por el sendero que la condujo hasta los árboles de cerezos, la fruta ya estaba madura y después de algunos metros se detuvo y comenzó a comer las cerezas maduras que colgaban por todas partes.

No sintió detrás de ella unos pasos que se acercaron cautelosos.

Rod la tomó por la cintura haciendo que se sobresaltara, la giró sobre su eje y la besó largamente.

Lily echó hacia atrás su cabeza y rió. Era una perfecta bienvenida: Rod vestido con ropas de trabajo, con la mezcla perfecta entre los olores de la naturaleza y de macho que quiere poseer a su hembra.

-          ¿Disfrutando de mí fruta, pequeña ladrona?

Un brillo especial había en los ojos de Rod, ese brillo que acompaña a la casería del macho.

Lily tomó otra cereza y la llevó a su boca sin dejar de mirar a los ojos de Rod y sin decir ni una sola palabra. Entonces Rod impulsado por el deseo que lo consumía desde el minuto que vio desde lejos la diminuta figura de Lily deslizarse por la hilera de cerezos, tomó una cereza madura, la apretó en su mano y luego la pasó por los labios de Lily para luego besarla apasionadamente.

El sabor de la fruta madura entre sus labios provocó que Lily sintiera el impulso inmediato de arrodillarse frente a ese hombre y tomar entre sus manos lo que consideraba suyo. Pero se detuvo.

Lentamente Rod comenzó a besar su cuello mientras desarrollaba los botones de su blusa, quitó el pequeño corpiño y tomó en sus manos esos senos con pezones turgentes que venían a él en sueños. Tomó más cerezas que estrujó en sus manos y luego masajeó los senos de Lily suavemente para terminar pasando su lengua suavemente por cada uno de ellos, los lamía y mordía suavemente provocando en Lily oleadas de placer.

Lily trataba de contener los gemidos que pugnaban por salir de su garganta cada vez que Rod mordía uno de sus pezones. Los hombres no saben cuánto placer provocan esos pequeños mordiscos, a veces se toman los pezones con demasiada delicadeza, pensaba Lily, mientras alababa que Rod fuera un poco más  brusco que los típicos amantes citadinos.

Rod hundió su mirada en los verdes ojos de Lily y comenzó a soltar su cinturón, invitando a Lily a continuar. Se arrodilló frente a él y terminó el trabajo. Lily vio el glande hinchado por el deseo y pasó su lengua por él haciendo círculos a su alrededor haciendo gemir a Rod de deseo.

Rod puso en la mano de Lily algunas cerezas, comprendió lo que quería, las aplastó como pudo y masajeó el miembro viril que se le presentaba como la mejor de las frutas, lamió la fruta a su alrededor, lo introdujo lentamente en su  boca para saborearlo hasta el fondo para luego seguir con suaves movimientos de adentro hacia fuera, levantaba su pene para alcanzar con su lengua la parte más baja y pasaba a chupar sus bolas sabrosas a cereza, con una mano lo masajeaba mientras apretaba con sus labios ese glande que la tenía loca mientras que con la otra mano masajeaba los glúteos de Rod, en un impulso salvaje trató de penetrarlo con uno de sus dedos en el ano pero temió que él se asustara, hizo círculos a su alrededor sabiendo el placer que él estaba sintiendo con esos movimientos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta, el sexo,,

Sara dijo...

Impresionante historia llena desbordante de pasión y deseo.

Anónimo dijo...

Excelente, tienes esa exquisita capacidad de sexualizar bellamente el relato.

Mario dijo...

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